Últimamente vemos en el mercado empresas que se dedican a cambiar el plato de ducha en un sólo día. No nos engañemos, todo tiene sus pros y sus contras. No vamos a entrar en debates sobre la calidad de la instalación pero sí vamos a explicaros cómo lo hacemos nosotros.
Cuando el cliente no dispone de azulejo igual al existente en el baño (o no es posible conseguirlo), a no ser que nos lo pida expresamente, procuramos evitar colocar planchas pegadas en la pared en el espacio que ha ocupado la bañera. Posiblemente es un procedimiento más rápido, porque muchas veces incluso se pegan sobre el azulejo antiguo simplemente con espuma, pero ante este método que nos parece muy simplista y "apañado", nosotros preferimos buscar un
azulejo tipo mosaico o gresite que esté acorde con los tonos del que ya está puesto en el baño, pero que a la vez aporte un toque diferente, porque como de todas formas se va a notar que hay un cambio, hay que procurar que el conjunto quede original y estéticamente agradable a la vista.
Una vez que se desescombra la bañera y se pica la masa antigua y los azulejos, se procede a subir las tomas de la grifería forrando adecuadamente la tubería con macarrón (aunque haya empresas que las dejan donde estaban) pues hay que tener en cuenta que ahora nos vamos a duchar y a estar de pie, por lo que unas tomas de bañera nos quedarían bajas y nos obligarían a agacharnos para accionar el grifo.
Para colocar el plato de ducha, no echamos un simple "pegote" de cemento o yeso (materiales nada recomendables para este trabajo), construimos una cama de ladrillos en condiciones, para que el plato quede bien asentado, rellenando con mortero de arena y cemento.
A veces, encontramos tubería de calefacción o de agua sanitaria que discurre debajo de la antigua bañera y que nos impide la correcta colocación del plato de ducha, con lo cuál tenemos que tener en cuenta el tiempo que nos lleva reubicarla, informando puntualmente al cliente del costo adicional que supone este imprevisto.
Después de ubicar desagüe y grifería se procede a rasear las paredes, se coloca el plato de ducha con cemento cola de 1ª calidad con aditivos impermeabilizantes y se alicata con el azulejo elegido la zona que antes cubría la bañera empleando el mismo cemento cola. Aunque a veces, según expreso deseo del cliente, también se puede cambiar todo el espacio que abarca la ducha, para hacerlo entero con otro diseño. Se termina rejunteando con pasta fina de 1ª calidad y antifungicida y se deja secar todo, para que tanto los azulejos como el plato de ducha se asienten, evitando su uso en al menos un día.
Instalamos
válvulas de desagüe de gran evacuación en el plato de ducha, fácilmente desmontables para su posterior limpieza, evitando así incómodos atascos.
Para facilitar un acceso seguro a la ducha, aunque los nuevos
platos de carga mineral sean antideslizantes, se puede instalar un
asa de apoyo que permita agarrarse con seguridad, sobre todo a aquellas personas que ya van teniendo una edad más avanzada. O incluso, si tenemos que asear a una persona con dificultades de movilidad, se puede colocar un asiento abatible en la ducha o utilizar una
banqueta preparada para tal efecto.
Por último, se coloca la mampara, que si es de fabricación estándar puede estar pedida de antemano (llevan perfiles de compensación), pero si consta de alguna serigrafía o se pide hecha a medida, lógicamente hay que esperar unos días, pues las medidas se toman cuando el espacio de ducha está terminado, para que el ajuste sea perfecto, sobre todo si va entre paredes.
En cuanto se instala, hay que esperar a que la silicona que garantiza su
estanqueidad quede perfectamente sellada, al menos durante otro día.
Si
la mampara se retrasa, obviamente, podemos ducharnos igualmente,
teniendo cuidado con las salpicaduras.
Como véis, colocar un plato de ducha en condiciones lleva su tiempo y poder disfrutar de un uso fiable y seguro del nuevo espacio de ducha implica 2-3 días de instalación y de asentamiento de los materiales.
Tómate un momento para contar hasta cuántas veces se necesita agua
hirviendo en la cocina. Cuando quieres tomar una buena taza de té,
cuando quieres preparar un plato de pasta en pocos minutos, cuando oyes
el llanto del bebé con hambre, y quieres esterilizar el biberón, pelar la piel de unos tomates… Una larga lista que nunca termina...
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